¿Por qué tu alma, está acongojada?,
los ánimos derretidos por la soledad,
afectada en el universo de tropiezos,
tu sonrisa apagada y sin dinamismo.
¿Por qué, te amedrantas de la vida?,
te sientes inferior, quizás sin anhelos,
día tan ensombrecido en el corazón,
el mundo aplasta, todas tus avideces.
¿Acaso martirios fluyen a tu pensar?,
el manto del bien, se ha ahuyentado,
o tu sentimiento, sangra de irritación.
¿Pensativa o abstraída de inquietud?,
congelada tus emociones fuliginosas,
hazla renacer de resplandor radiante.
Julio César Portella Medina -Perú-
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