Recostarme en tu pecho, sentada entre tus piernas mientras me abrazas y me lees algo, con una mano en el libro y la otra cogiendo mis senos.
Para mí, el plan perfecto.
Con la chimenea encendida, el calor de tu cuerpo atrás de mí, música suave y un poco de vino.
Mirando el mismo cielo, se hace la distancia cercanía y se juega con el cerebro, engañando la melancolía.
Un beso en el cuello que me eriza la piel, mientras mis uñas se entierran en tu pierna.
Muerdes un poco mi hombro y tu mano baja a mi entrepierna, se arquea mi espalda, esperando que tus dedos profanen mi intimidad.
Beso tras beso, riegas el vino en mi ombligo y bebes de él.
Tu lengua danza en mi abdomen, subiendo por mis senos, mi cuello y llegas a mi boca, ¡sentirte es un placer!
Rompes mi bragas, con risa pícara las hules y con ellas amarras mis manos a la cama.
¿Qué más puedo pedir? Si sos mi fantasía.
Quizá un poco más de tiempo, pues en 5 minutos despierto, y no estás junto a mí y sí a kilómetros de distancia y tras una pantalla.
Y aún preguntas ¿por qué me da miedo amar?
Siham Jousef.
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