Cuando por fin estaba dejando
de creer en la poesía, llegó ella
a darme inspiración, llegó amando
sin pausas no como una centella.
Cuando estaba sin hacer poemas,
llegó ella como estructura de uno,
quitó mis miedos, mis dilemas,
llegó a ser el poema oportuno.
Ella siendo poema no escrito,
poema vivo, poema sin pesadillas,
poema libre, poema no finito,
poema de labios y de mejillas.
Poema de sus piernas y sus
caderas, ella me regresó la gracia
de ser poeta, me puso sus
labios, ella poema de decencia.
Uziel Cota Torres
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