La mar arrecia su ira
te mira con complacencia
porque eres el hijo de su quilla
marinero de alma y esencia.
Las olas ya no arrecian
sufrida andaba la mar
cuando el hombre roba su existencia
y ella solo busca la caricia del marinero.
Ahora lloramos, melancolías
la mar estuvo bravía
no recordamos cuanto le robamos.
Dejad libre a la mar, como a mi quilla
porque quiere morir en la dulce orilla
marinero que amas a la mar, ella solo
a ti te entenderá ¡respétala!
Francisco Javier Díaz Aguilera
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