viernes, 23 de marzo de 2018

INTUICIONES


La intuición
lee las líneas
de las manos

La razón empezó
a suplantar
el intenso sabor del sin sentido,
comenzando por esterilizar
el vapor que nos mantenía,
dio normas a los versos,
asignó tareas a los ojos,
impuso leyes a las risas,
perfección a los impulsos,
mutismo a las pupilas.
La sombra de tu cabeza
se fue permutando
sobre la almohada,
acompañando un partido silencioso
bajo su espacio vacío,
dejó sin contraseña
el armario de las sorpresas,
oscureciendo al Sol
que calentaba sus cajones
¡El final ya estaba escrito!
Arranqué los latidos
que alumbraban,
los pasos
que sonaban en la noche,
tu figura
reflejada en la ventana,
el entrecejo
cerrado del salón.
Sacudí la forma escalofriante
de tus siempre,
la nula verdad
de tus ahora,
la extensión magna
sin distancia,
que habita
el esqueleto de tu nombre.
Rompí el reloj con que medias
el largo pasado de tu hoy,
la insólita convicción
de tus verbos
años luz del corazón.
Helé el calor de tus caminos,
tan cercanos a ninguna parte,
la ligera expresión de tus aletas,
el cordón desatado de tus huecos
¿Fue un invento?
¿Solo locura?
¿Habían vidrios oscuros,
separando voces
y miradas?
¿Palabras sin tilde
deformando la oración?
Inevitablemente
nos alcanzan los días,
del olvido
y sus amnesias…
La intuición es un perro callejero,
sobreviviente acostumbrado
a ladrarnos desde adentro,
reta al raciocinio enfrentando
la perfecta ecuación de sus errores,
virtud posterior que solo atina
a escudriñar del pensamiento,
la mortalidad anoréxica
de
sus puntos finales…

Scarlet C

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