Este mundo va,
intentando aplastarnos
al menor descuido,
de la misma manera
como son aplastadas las florecillas
bajo el peso de la bota inmisericorde.
Pero no soy una flor.
Tampoco soy párpados
que se quedan dormidos
por el miedo
a la evolución.
Así que me levanto
y me preparo
para zambullirme en la corriente
que hoy se presenta.
Porque quiero abrazar libremente.
Porque quiero decir te amo sin ocultarlo.
Porque amo los silencios que nacen ante lo maravilloso.
Porque amo la libertad.
Porque quiero vivir.
Y por ello
debo construir un mundo
donde el sol no se tape con un dedo,
sino donde el sol
me dé de lleno en el rostro
y solo cierre los ojos
para ver mejor a través de su luz cegadora.
Un mundo
donde pueda construir
un presente que llene mis días futuros
de pasados gloriosos
donde las presencias sean
los pilares de mis recuerdos,
y eso solo se logra
trabajado con fuerza
enfrentando nuestros miedos
y nuestras debilidades,
dejando el egoísmo de lado,
pintando de colores el horizonte
y labrando incluso
en el más duro corazón.
Sophia de Sanz
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