Un bohío es un montón
de elementos de la palma
que parece tener alma,
mente, vista y corazón.
Cuando lo azota un ciclón
me duele como algo mío,
porque a la orilla del río
cobija el mejor guateque
ya se llame bajareque,
choza, cabaña o bohío.
NO ME SIGAN
No me sigan, por dios, nadie me siga:
Yo beberé la copa hasta las heces.
¡La he bebido en mi noche tantas veces
Sin el consuelo de una voz amiga!
Tuve el alma radiante de la espiga
Y me rendí a los hombres más soeces.
Ay, secreto enemigo, cómo creces
En este oscuro viento que me hostiga.
“El mundo es mi prisión”, dijo un poeta.
Me pides que me rinda y me someta
Y piensas tú, infeliz, que me conoces.
No soy de aquí; me voy con mi tormento.
Yo forjé mi destino; y no lo siento.
Persigo otras victorias y otras voces.
Un bohío es un montón
de elementos de la palma
que parece tener alma,
mente, vista y corazón.
Cuando lo azota un ciclón
me duele como algo mío,
porque a la orilla del río
cobija el mejor guateque
ya se llame bajareque,
choza, cabaña o bohío.
NO ME SIGAN
No me sigan, por dios, nadie me siga:
Yo beberé la copa hasta las heces.
¡La he bebido en mi noche tantas veces
Sin el consuelo de una voz amiga!
Tuve el alma radiante de la espiga
Y me rendí a los hombres más soeces.
Ay, secreto enemigo, cómo creces
En este oscuro viento que me hostiga.
“El mundo es mi prisión”, dijo un poeta.
Me pides que me rinda y me someta
Y piensas tú, infeliz, que me conoces.
No soy de aquí; me voy con mi tormento.
Yo forjé mi destino; y no lo siento.
Persigo otras victorias y otras voces.
Del cuaderno “Raíz y Vuelo” de
Antonio Romero Márquez -España (Ateneo de Málaga)-
Publicado en Carta Lírica
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