Un resoplo de vida más distante que la muerte;
unas largas tempestades huracanadas de miedo;
las carabelas navegan en el trayecto de la noche
donde las ruinas conservan sus más grandes libertades.
Detrás de la aventura rugen semblanzas de esperanza;
oleajes de mil destinos y gaviotas de cien instancias.
Esa mar hace silencio…
Una mar con sus encantos e ignotos contenidos,
donde se arría lo oculto;
donde lo poco no existe.
Una voz de capitán más tenebrosa que el viento;
latidos, viles rugidos espantándose en el cielo;
las carabelas avanzan en sus patines de incesto;
se miran muy temerosas de no encontrar su destino.
El capitán huele a muerte y sus marinos a olvido;
la sangre de diez mil indios espera su despedida;
voces de muerte cruzada y cantos en los delirios
la muerte llega callada, embarcada en cestos de lino.
Las barcas besan el limo con el roce de sus senos,
las nalgas de los oleajes anuncian furias de hierro;
voces de llanto perdido, miradas entre los lirios
labios partidos y vientres esperando ser fundidos.
La marcha del capitán lleva tambores de fuego;
cañones de largas lenguas y corceles de verdes bríos;
se aproximan las miradas estancadas en la playa
como que un aire infinito les presagiara la muerte.
Voces de fresco aliento; furia de hombres vencidos
se aproximan las mujeres con sus manos extendidas…
la voz fría del capitán rompe el silencio de hielo;
las piernas se descomponen tensadas de cobardía.
Sobre la marcha del tiempo los rostros miran perplejos,
no existen flechas de viento ni puños llenos de ira,
los hombres fijan sus hombros apoyados en sus pechos,
las mujeres que se acurrucan mirando tras las cohobas.
Ruidos de carabelas que se enganchan tras las olas,
el absorto del capitán que hiere los vientres de arena
y los indios miran las armas con ojos de desconcierto
mientras sus piernas doblegan frente al designio maldito.
Flores de rimas perdidas maldiciendo los caminos;
caras de sombras perdidas muriendo entre los sembríos;
las manos caen sin ritmo y los rostros muertos de hastío;
las naves del capitán atracan sus sombras de frío.
Del libro Cantos de libertad de
MARIO LASCANO
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