domingo, 24 de abril de 2016

ESTA MI TIERRA


Es tierra, mi tierra, gris y fecunda.
Mana de las manos de Dios y Démetra,
entre vehemente pobreza y sudado cansancio,
cristalizada como una pepita de oro negro.

Esta ávida cuenca me ciñe  
como una arrugada amante curvada en un desierto rocoso
y siempre me deja allí,
atormentado entre los senos cortantes de su Monte Velino.

Nuestras caras callosas quedan embalsamadas al viento,
mojadas por las lágrimas reparadoras del valor.  

Nuestras carnes róseas y marronas,
se mezclan con los verdes simulacros hinchados
de fustes seculares de almendros del Sinaí.

El silencio emanado escancia el perfume,
mientras la pobreza prohíbe la esperanza.

DIMITRI RUGGERI
Publicado en Periódico de poesía 87

No hay comentarios:

Publicar un comentario