Cuando al fin sobre tu ser cante la noche bramidos de llanto.
Y los ecos de un río te nombren llorando al posarse sobre sus furias aguas, aquellas inertes manos.
Cuando el cielo descargue su bravata cómo rayo de trueno que mata, y el día no pueda soportarlo.
Cuando el sol deje de alumbrarlo desde allí tan lejano, y la oscuridad lo cubra con su manto.
Cuando la tierra, decida expulsarlo, entonces... ven a buscarlo.
Leonardo Pino -Perú-
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