Desde sus límpidos poemas
escancia aromas de tomillo y salvia...
Sus versos enhebrados en un hilo de araña
pasan flotando como almas luminosas,
cadenciosos de brisa,
húmedos de rocío en la mañana.
Pasan y dejan
racimos de glicinas que se mecen
en un ritmo de sueños.
Pasan y limpian
con su risa de infancia.
Los versos de mi amiga
son tan puros
que visitan auroras
y noches con estrellas
escapan del papel,
se alegran
en un revoloteo
de faldas con puntillas
saltando en la rayuela.
Cuando ella riega sus helechos
la luz viene a buscarla,
los picaflores beben arco iris
y lejos, en la bruma,
se disuelven las garzas.
Los versos de mi amiga han encontrado
el aroma del pan que hacía mi abuela
mis recuerdos mejores,
las pocas travesuras de mi infancia...
Me pregunto: ¿será que juegan juntos
su ángel y mi ángel de la guarda?
MARÍA AMELIA SCHALLER (Esperanza-Santa Fe-Argentina)
Publicado en la revista Gaceta Virtual 100
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