A la orilla de la playa
se celebraba una boda,
las olas que reposaban
como aplaudiéndole, a ella.
Con su precioso vestido
y su sonrisa preciada,
saludaba a su invitado,
la incomparable, Señora!!
Las aguas del horizonte
con su fondo azul torneado,
combinaba con el blanco,
de los amigos, presente.
Cuatro chicas adornaban
como signos de esperanza,
tal girasoles… buscando,
del sol, su perfecta, alianza.
Que decir, del elegido,
se notaba complacido
por llevar hasta el altar,
a la madre, de sus hijos.
Se tomaron de las manos
después, que dijeron, si,
bailando el vals de sus sueños,
que los condujo, hasta allí.
Un aire fresco se siente
que nos invita a sentir
que si hay sueños y esperanzas.
es placentero…vivir
DARWIN I. FLORES VARELA
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