Se erosiona el rubor,
del sentir en el alma,
se impacienta el olor,
de la pasión en cama.
El placer se desmiente,
como ardor insaciable,
y la emoción demente,
ya no es verdor y calma.
La dicha de los versos,
esta bruna, estancada,
como endrinos besos,
en insomne alborada.
La rima no se junta,
el poema no sale,
el fonema no es yunta,
ni la musa ya vale.
Las poesías se esconden,
entre faustos senderos,
la palabras no responden,
son fútiles esteros.
Falta la inspiración,
está en la vil bruma,
es muda la canción,
como la bruna espuma.
La musa se ha marchado,
la poesía no habita,
la rima se ha secado,
y el poema no agita.
El pensamiento yerto,
como apagada brasa,
es ataúd desierto,
desatizada sarza.
JOSÉ VICENTE CASTRO -COLOMBIA-
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