jueves, 2 de abril de 2015

ES QUE TODO DEBE TERMINAR CUANDO ANOCHECE


Todo debe terminar en mis párpados;
estoy demasiado lejos.
Todas las mañanas despierto
con la idea de cometer un crimen:
es que mi espacio de cenizas
destruye mis atardeceres de invierno.
El amor duele cuando la soledad me estalla
aunque me sumerja entre las aguas del Mar Rojo.
No escaparé al influjo de su nostalgia.
Cuando Isolda se desnuda
aparece junto a mí,
soy la perfecta suicida
quien le entregó a Zeus
la manzana de oro
y escapó del vértigo
de las transfiguraciones.
Soy a quien Ulises le entregó los remos.
Es pesada esta telaraña
donde se enredan mis pies;
es frágil mi barca si la ocupamos los dos.
No has de encontrar
quien enlace mejor tu cintura
y, como sucede, moriremos
atravesados por el mismo puñal
para que no despierte la bailarina
de prolongadas trenzas
quien le cortó las alas a la mariposa,
la que murió de golpe
junto al teléfono,
la que pidió a Venus su vestido,
la adúltera quien tuvo amigos arcángeles.
Todo debe terminar cuando anochece
y como toda lámpara es suicida
descalzo mis pies
y me tiendo a dormir junto a la lumbre
cuando los demás no sepan descubrirme.

Elmys García Rodríguez (Holguín, Cuba)
Publicado en la revista Aldaba 25

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