En mi boca la visita de tu nombre
gime en el disimulo de la angustia,
besando la ausencia de tu caricia
se va muriendo el alma por dentro.
Yo no sé correr sino es a tus brazos
por el ingenuo sendero de tu mirada
y poniendo mis labios en tus mejillas
suspirar ardientemente en tus oídos.
Se funde el amor en un poema
que estimula el cutis desnudo
sin más interés que la mirada
en la melancolía de la soledad.
Con tantas páginas sin historia,
silenciosamente fue olvidándose
aquella puesta rayando la tarde
y dos amantes besando ilusiones.
Freddy Juan Arce Acevedo (Chile)
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