Cogí la perla negra, y di
lo mejor de mi misma en el templo,
había sido seducida
por un gran mago en el cielo,
y cuando me propusieron volver
a los viejos tiempos,
me introduje en un túnel
y volé por el firmamento.
La luna me embriagaba
con sus hechizos poderosos,
más mi corazón no era otro
que los siete elementos,
y di la luna de Aries
y me dieron la de mi esposo,
y en ese momento me confirieron
todos los poderes de él,
y con ellos volví al templo,
saqué la sombra de todos mis ancestros,
y un hada madrina vino
y me dio mi lugar en el centro,
nadie osaba hablar,
era yo ahora la maga
y el mundo por mi temblaba.
Cubrí con sal de la gloria
y laureles de victoria
los pares de opuestos,
y salió el ,mago negro
a saciar su sed de venganza,
más en ese mismo momento
quedó preso,
corté su cabeza en cuatro partes,
una lo enterré en la tierra
para purificar el cuerpo,
otra la eché al mar
para la protección de mis amos,
mis maestros,
el aire se llevó su tajada,
en el pico de un águila
se lo llevó al firmamento,
y la cuarta parte
la eché al fuego eterno.
Y con la fe y los ojos en las estrellas,
sentí una paz inmensa,
el dios del fuego dará
lo que su corazón quiera,
yo sólo quiero justicia
y no la ignorancia ciega,
y al decir eso,
sentí temblar la tierra,
mis espíritus danzaban a mi alrededor,
rayos levantaban
y sentí el ocaso del mundo,
más algo me elevó
como fiel esposa de él,
y con la esperanza en mi corazón
sentí la iluminación,
era ya solo el silencio,
y la voz del norte se oyó,
“sed bienvenidos todos
al amor de los esposos,
en la vida y en la muerte juntos”
como mandó que siempre así fuera,
el señor de los mundos,
el gran y amado maestro,
el amor puro.
FRAN TRO
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