Decidí desafiarlo
El soplo último ha de ser para verle, me grité
Realidad arrolladora, sus bielas arribaron sobre mis piernas
Línea pintada de horizonte inquieto
Esfumó ante mi desvalida mirada
Desplomada equidistante entre el altivo alfeizar
Y el lecho vacío
Cuna de mis sueños, de carreras inconclusas
Lamentos descarriados y afectos desleídos entre salitre y sudor
Derruida cuan pirámide cercada en arenisca extinta
Sabiéndote disoluto en mis pensamientos.
Del libro El Último Viaje de Zaratustra de
SANTIAGO PABLO ROMERO
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