sábado, 1 de noviembre de 2014

EL CIELO SE INUNDÓ


El cielo se inundó de venas digitales No éramos felices No éramos felices corríamos esperando ancianas estrellas –partíamos- eso era la hermosura ver tu cabello perderse esconderse de mis manos No éramos felices pero nos queríamos Bajo del cielo de Lima un perro nos indicaba el fin de la noche y aún mirábamos nuestras pieles como queriendo mutar el abandono mirábamos nuestras pieles de tierra que poco a poco se erosionaban: era el olvido [Comenzamos a caminar] Lima refulgía descuartizada y hermosa seguíamos buscándonos nadie nos dijo cómo olvidarnos nadie nos dijo cómo amarnos nunca más estaremos solos La noche es un bisturí para nuestros cuerpos Que triste es Lima después de amar Que triste es Lima después de Lima algún día seremos eternos pero esta noche nos es permitido ser mortales Fuimos parte el uno del otro si alguien me preguntara dónde está ella dónde habitan sus heridas diré huele mi aliento
Un día volverás absoluta, entrarás por esa puerta que tantas veces te despidió y un ruido blanco te dirá ha muerto es ahora -por fin- su propia identidad Si te preguntarán por mi muéstrales las uñas quemadas Leo que moriré en octubre y eso me llena de satisfacción
La otra noche conocí a una chica eras tú o quizás solo un ave con una revelación en el plumaje Moriré en octubre como un perro asmático Una oración palpita en el centro de las estrellas ayer conocí a una chica que escribió no me conoces y ya me has matado, una oración palpita en el centro del viento, aún no me conoces y no quieres olvidarme
Largas horas [veo moscas amar una fruta que se ama en una fruta veo moscas amar] bajo la luna acariciando la piel de las rocas porque nos dijeron que eso -también- era la felicidad Gaviotas quemadas eran los cromosomas de un árbol que usamos para impregnar nuestra derrota éramos pequeños éramos tristes éramos nada así conocí la locura de las hormigas la necesidad de las babosas una hoguera incendiaba mi infancia mientras Lima refulgía descuartizada y hermosa eso fue nuestro cariño…

Agustín Guambo -Ecuador-
Publicado en la revista Delirium tremens 9

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