sábado, 26 de abril de 2014

INTERMINABLEMENTE


Entre puerta y puerta
un largo sendero verde
lleno de seres que caminaban
como insensibles marionetas.
Al llegar a la puerta volvían atrás.
Las puertas siempre permanecían cerradas.
Nadie se decidía a abrirlas.
Todos iban y venían interminablemente.
Nadie se desviaba de su ruta.
Tampoco nadie se preguntaba
que había al otro lado de las puertas.
¿Si algún día alguien abriera las puertas
los caminantes pasarían al otro lado?
¿Se acabaría el ir y venir?
¿Sabríamos que había tras las puertas?
Me temo que nada cambiaría
y que el secreto no se revelaría.

JOSÉ LUIS RUBIO

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