Un rayo de luz nació,
de tus ojos rebeldes,
e hizo que mis cabellos,
todos a una se enerven,
se llenaron de ideas,
mi morbo y pensamientos,
se llenó de fuego la platea,
de sexo y sentimientos.
Pensé que yo sabría,
como dejarte saber,
pero necesite la osadía,
ante tal ricura de mujer,
en la tierra eres la rosa,
maravillosa y bella,
y allá en el alto cielo,
una brillante estrella.
Yo en la tierra frente a ti,
y ante tus felinos ojos,
mis muslos quietos y flojos,
al hablarte yo sentí,
porque de pronto te viví,
tu olor me embriagaba,
solo se… se que te miraba,
cuando en tu voz, me perdí.
José Prado -Estados Unidos-
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