Desgastada y roída
la madera del
marco de
mi ventana
de mis lágrimas
vertidas sobre ella
esperando a que
tú llegaras.
Devastada por la lluvia
de tantos otoños
y la nieves copiosas
de fríos inviernos.
De los pájaros que anidan
en las primaveras
y del sol de los veranos
que la corroe y la reseca.
Entristecida y árida
ha quedado
de mis golpes dados
con mis manos.
De mirarla fijamente
sin respuesta
en esta espera
y trágica agonía.
De esta ausencia prolongada
que va muriendo
hora tras hora
llena de melancolía.
De los tiempos
que han corrido
mirando pasar
las estaciones
y no saber
de ti nada de nada
y si volverás por mi
algún día.
Diana Chedel -Argentina-
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