En la hermosura de tus curvas,
emergen las sensaciones
que anidan en mis entrañas,
y desde su efecto virtuoso
el reflejo sensitivo de mi verso.
Tus miradas, tu sonrisa,
agitan la emoción de mi verbo,
que palpita en el cuerpo,
y en silencio aletea el deseo
deshojando el exquisito placer.
Tu piel abierta a mis virtudes
el amanecer de los sueños,
y un capricho del delirio
al bamboleo de tus nalgas,
que acuna mi alcoba literaria.
Al fluido movimiento
que me brindan tus caderas,
aceleran profundo clímax
enarbolado entre tus besos,
que lanzo plegarias al vuelo.
Así saboreo tan dulce néctar
aroma de tu flor que eclosiona,
agitando mis sentidos
al arreciar esta sutil lluvia,
que vierte su éxtasis en delirio.
Ricardo Miñana
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