martes, 20 de agosto de 2013

SU LLAMADO ES IMPORTANTE

Habla Miguel, ¿con quién tengo el gusto?
Soy Hilario Melián, es una emergencia.
¿Cuál es la emergencia, señor Millman?
Es Melián, no Millman, una pandilla de demonios se metió en mi jardín.
Señor Melián, ¿su casa cuenta con sistema de riego de agua bendita?
Sí, pero hace una semana los aspersores dejaron de funcionar y la cuadrilla todavía no vino.
Lo pongo en espera, señor Melián, un minuto por favor (Tocata y Fuga en Re menor,
Bach, BWV 565). Gracias por su paciencia, señor Melián, acabo de agregarlo a la lista de reclamos
urgentes, una cuadrilla lo visitará en los próximos tres días.
¡En dos horas vamos a estar todos poseídos, Miguel!
Tenga fe, señor Melián, es temporada de aquelarre y estamos saturados, puedo ofrecerle el servicio extendido con un descuento.
¿Y cuánto sale la extensión, Miguel?
Lo transfiero con Exorcismos (Ave María, Schubert, D 839).
Hilario ve a los demonios cavar un pozo, con sus pezuñas chispeantes, justo por donde pasa el cable telefónico.
Desesperado, su mirada se posa en el imán rojo que adorna la puerta de la heladera. No nos dejes caer en la tentación, reza Hilario. La llamada se corta, de fondo se oye un festejo diabólico. Hilario se quiebra, toma su celular y marca el número del imán.
Quién es, atiende una voz cansada.
Soy Hilario, un amigo me dio su teléfono.
Qué puedo hacer por usted, Hilario.
Se metieron demonios en mi jardín, los oigo pateando la puerta de servicio.
¿Sabe lo que tiene que hacer, Hilario?
Sí, lo sé.
Entonces no se preocupe, problema arreglado.
El silencio invade la casa, ya no se oyen golpes ni risas ásperas. Hilario se asoma por la ventana: no hay rastro de los invasores.
Muchas gracias, dice, eso fue rápido.
De nada, ya le mando los papeles para firmar.
Hilario saluda y cuelga. Le tiemblan las manos. Alguna vez tenía que tocarme, piensa. Es la primera vez
que hipoteca su alma. Mañana los amigos lo invitarán con una cerveza.
Junto con los papeles le llegará un pequeño imán rojo: el banco siempre busca nuevos referidos. A quién se lo voy a dar, suspira Hilario, y marcha a la cocina para prepararse un café.

Martín Andrés Hain (Argentina)
Publicado en la revista Minatura 124

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