en alcázar de frívola hermosura;
en lugar tan falaz se desfigura
tu propia realidad, tu lozanía.
Hija del campo, de la luz del día,
la ostentación es simple vestidura
que no añade belleza a tu figura;
tú eres, en desnudez, pura armonía.
Resides en la calle, en la plazuela;
no está en la bacanal tu clientela,
sino en el transeúnte soñador.
Déjalo abandonarse en tu regazo,
transforma tu destello en fogonazo,
divinízalo, haciéndole el amor.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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