lunes, 26 de agosto de 2013

NOSTALGIA PIANÍSTICA

   En el campo de la música, hago un viaje retrospectivo y me parece cada vez más habitar el mundo de la nostalgia, pese a que a diario sigo escuchando muchas grabaciones y que poco a poco he ido acrecentando el conocimiento sobre los grandes compositores y escuelas musicales, como al mismo tiempo del mundo de los intérpretes.

   La nostalgia se remonta a los años de mi adolescencia y juventud, cuando mis prácticas pianísticas se traducían a ocho horas diarias.

   Y sobre todo, cuando esas horas cobraron particular desahogo, debido a una cruel enfermedad que frustró mis estudios de medicina apenas iniciados, en la Facultad de Rosario de la Universidad Nacional del Litoral (1953).

   Mis batallas por la existencia han sido lentas y tenaces, pero nunca solapadas. Tal vez en el campo de la música me autopostergué, pero creo que se debió a la instancia límite del altruismo sin barreras, de lo cual no me arrepiento. Lo cierto es, que desde Juan Sebastián Bach, pasando por la gestualidad barroca, por el romanticismo, por el verismo, hasta la actualidad, en música siempre encuentro elementos constitutivos de su lenguaje que en sus distintas etapas y escuelas, disfruto sin cansancio. Preludios y fugas, motetes, cantatas, composiciones corales, sinfonías, nocturnos, oratorios, conciertos, baladas, improntus, óperas, zarzuelas, etc. etc., me tienden un puente entre la música y DIOS...

   Reconozco que la música ha ejercido benéfica influencia sobre mi espíritu llenándome los ojos de lágrimas, y con la emoción transformándose en inimaginable.

   Pese a que psicofísicamente estoy sujeto a contingencias de difícil manejo, GRACIAS A DIOS, sigo disfrutando de la música que me acerca a ÉL, y me transporta más allá del dolor, vibrando mi alma a flor de piel...

MIGUEL ÁNGEL MIGLIARINI -Argentina-
Publicado en la revista deliteraturayalgomas

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