quemar cada pagina escrita con tinta oscura para no volver a sentirlas
y que al resonar en la memoria las remotas canciones del pasado,
versos audaces, notas desteñidas de imaginarios colores,
inunden cada rincón de esta visionaria ciudad,
que las letras se pierdan en otros nombres
y las palabras se olviden de los títulos deteriorados de aquellos poemas,
para que jamas vuelvan a leer tu nombre
perdido al fin entre otros nombres hoy.
Buscaría entonces nuevas frases donde acomodar sencillas y frescas rutinas
donde dormir las horas y florecer nuevas palabras,
donde recordar que el tiempo es un pequeño cofre de ilusión donde esconder el atardecer perdido de un amor distinto.
No buscaré entonces las manos delicadas que ya no quieren acariciarme,
no buscare los labios que no intentan besarme en la cálida noche de este profundo invierno,
no seré el olvidado consuelo de un pasado amargo y gris,
no seré la olvidada nausea de un fugaz recuerdo hilarante y tenue,
repulsivo y hastiado.
Y así olvidaré lo que fui entre el fuego que acaricia los sentidos con desprecio,
disolveré los libros en el disuasorio alcohol de las noches vacías,
y despejaré las semillas que discretas habían crecido en la delicada fragancia,
al surgir de esas manos que asomadas con arrogancia
buscan otras camas, rozan el deseo de otra vida.
Disfrutaré con las llamas de la locura al reducirlo todo a cenizas
y sonreiré sin pausa cuando el viento convierta en polvo y reliquias
cada letra que los sentimientos ahogaron una madrugada de mayo.
Abrazaré entonces la inconsciente tarea de volver a empezar
de volver a sentir
de volver a pensar.
Conoceré otra vida repleta de consecuentes fotografías tomadas al azar,
entre los motivos que fugazmente distraídos,
volverán a darme una vida saturada de sucesos
concatenados y dispersos,
que resultaran ser de nuevo:
Mi vida.
ALMÁSY
Publicado en el blog versosescondidos
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