viernes, 9 de agosto de 2013

MENSAJE PARA EL EDITOR

Señor -

Que Dios perdone a la gente de este pueblo
porque yo no puedo.
Cuando me caí muerto en la calle
hace tres semanas
pensé que me enterrarían con pompa.
Un ceremonia oficial era lo menos
con los Jefes de Gobierno y la Nobleza en el séquito.
Incluso esperaba ansioso la oración fúnebre en irlandés
con algunas palabras sobre mis logros pasados:
Nuestro mayor poeta, un sitio en el cielo para el hombre
y cuánto más hubiera merecido.
¿Pero lo tuve acaso?
Mi cuerpo estuvo tirado en Baggot Street
una quincena
antes de que alguien lo notara.
Y cuando finalmente fue llevado
a la morgue
fui profanado por un estudiante de medicina
incapaz de abrir un paquete de papas fritas
mucho menos el cuerpo de vuestro mayor poeta.

Después, para añadir indignidad
fui metido en un nicho refrigerado
y algún tarado pegó una etiqueta en mi pie
que decía: bardo desconocido - probablemente extranjero.
Si no hubiera sido
por un borracho de Cork
que pensó que yo era su hermano muerto
todavía estaría allí sin reclamar.
Al menos
el hombre tuvo la decencia de enterrarme.
¿Pero dónde estoy?
En algún cementerio común en un cajón
rodeado de campesinos
y gente sin ningún antecedente.
Cuando pienso en los poemas que escribí
y en las grandes profecías que hice
me dan ganas de ahogarme.
No puedo escribir ahora
porque el ataúd es demasiado estrecho
y no hay luz.
Estoy tratando de mandar esto a través de un medium
pero ya sabe cómo son –
bastardos que golpean la mesa
apestando a ectoplasma.
Si se las arregla para recibir esto
me alegraría que lo publique.
No tiene caso pedirle que
me mande un ejemplar –
ni siquiera conozco mi dirección.

Patrick Galvin -Irlanda-
traducción de Jorge Fonderbrider y Gerardo Romano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario