El búho soñador
siempre se encontraba
sentado en aquel rincón
triste y solitario
con el pesar en el corazón
ya que no descubría
con quien compartir
las ilusiones
que en su ser guardaba.
Pasaba el tiempo
aburrido y retraído
un día en la lejanía
escucho a una niña hablar.
Y con curiosidad
le empezó advertir
ya que repetía palabras
del libro de colores
que en las letras cantaban sin cesar.
Por las noches se iba a curiosear
repitiendo como lo hacia ella
empezó a comprende que con paciencia
estaba aprendiendo a leer.
Y un mudo inmenso se abría ante él
pues solitario
ya no se encontrara
todos aquellos libros
siempre le acompañaran.
Sandra Méndez -Guatemala-
miércoles, 21 de agosto de 2013
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