He renunciado a ser plomero
gasista
mecánico
médico
odontólogo;
casi he sepultado mis vicios de músico,
mis incursiones por la canción difícil;
he desechado algunas otras opciones
como la abogacía propensa al desamparo,
la empresa grande chica o mediana
- soy incapaz de ella -
el mercantilismo ante todo;
le he dicho adiós a la noble madera
- quizás por falta de empeño -
he conversado largas horas con el pincel y el lienzo
hasta aburrirnos ambos,
y he suspendido el latido del viajero
hasta llegar al sitio donde me encuentro:
en la casa primera,
la palabra
esa amante sin rumbo.
Conrado Yasenza
Publicado en la revista Molino Rojo y Fernet
miércoles, 21 de agosto de 2013
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