miércoles, 7 de agosto de 2013

EL PINTOR

Esa mañana abandonó su túnica
con la impunidad de toda bella.
Yo aparté los ojos:
su figura desafiaba a la vista.

Con mis manos sin pudor
hubiera dado diez años
por reconocer sus detalles
y dibujarla con la paciencia del viento.

No podía, como antes, mover
el pincel durante horas
mi cabeza flotando sobre océanos
y levantar la vista para
captar el paso de la luz
en el mediodía de verano.

Su esencia de mujer
pulsa cada fibra de mi ser hombre.

Sé lo que hubiera dicho mi maestro.

No voy a condenarla a la chatura del papel
voy a darle dimensión de vida, la mía,
y amarla.

Del libro Poesía deliberada de GRISELDA GARCÍA -Argentina-
Publicado en el blog revistaislanegra.fullblog

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