Pero como me gusta estar en soledad de la buena, no en soledad siniestra, porque esa no es buscada y te arrastra por senderos sinuosos y te puede llevar a la desesperación y a la depresión más profunda, puedes caer en un profundo pozo sin fondo, del cual no sabes como salir indemne. En soledad te encuentras contigo mismo, con tu yo más consciente e inconsciente, si buceas dentro de tu cuerpo y tu alma, ellos te dan las pautas de tu comportamiento vital, primero ya sabes lo que dicen los entendidos del tema “conócete a ti mismo y después intenta conocer a los demás” es una máxima muy buena, porque realmente como nos encanta criticar a los demás en sus acciones, en sus actitudes vitales y no nos miramos nuestro espejo interior para ver todos los defectos que poseemos, solo vemos lo bueno y las virtudes que poseemos y nos agrada que los que nos rodean nos digan siempre cosas buenas y bonitas y eso no puede ser así siempre, porque un buen amigo, de verdad, debe criticarte los errores y las situaciones anómalas aunque nos duela, porque si siempre “nos está bailando el agua” o hay que devolverle los favores, esa persona no es un amigo en verdad, es un “amigote” que es un concepto diferente de amistad.
En soledad rememoras tus buenos momentos vitales mentalmente y procuras cerrar la herida abierta de los malos momentos o de las situaciones difíciles que has pasado y es una realidad vital “que el tiempo todo lo cura”, porque cuando se acerca a nuestra vida una dificultad de cualquier índole al principio nos angustiamos y creemos que no la vamos a poder superar, pero si tenemos valentía y nos enfrentamos a esa prueba vital negativa, lo más seguro es que salgamos indemnes de ello y pasado el tiempo cuando lo recordemos, nos daremos cuenta que la cosa no era para tanto, pero en su momento para nosotros quizás se convirtió en un trauma, pero que superamos con pundonor personal y eficacia vital…
J
uan Montero Lobo “Visnú” -Segovia-
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