Los vientos pudieron con el mar
pudieron hasta lo indescriptible:
se llevaron los barcos
las rocas / los puertos / la bahía de San Blas
y hasta los peces.
Los vientos
uno a uno
se abrazaron en el alba
y luego,
casi a la hora en que los lagartos acarician la siesta
decidieron la marcha.
En estos días unos buques de sal
iluminan la noche
y la brisa del penúltimo lago
trae el mensaje de las miradas de este siglo,
mientras tanto,
una niña envuelta en gasas rojas
sueña aferrada al oso de los tiempos
y disfruta la lujuria
de sus piernas de arena.
Los vientos ya están lejos
tan lejos como aquella primavera
lejos
muy lejos
como los amores que se van con los vientos
y uno se queda en andenes de fuego
que todo lo incendian
y que tanto duelen
en el corazón de la tempestad.
Marcelo Marcolin -Argentino- De "El viejo automóvil de los sueños
Publicado en la revista Poesía del mondongo
Artículo en la revista digital Teoría Ómicron
Hace 9 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario