aunque muchos parezcan ser iguales.
La variedad no la hacen los zorzales,
geranios o aderezos, mas las gentes.
Desde el mío, en los años inocentes
de la infancia, detrás de los cristales,
se incubaban mis sueños e ideales,
serios unos, los otros negligentes.
Ya de mayor, el tuyo me atraía;
tu balcón, y tu sueño, y cada día
buscaba una ocasión para mirarte.
Y ser visto también. Mas poseerte
fue la idea central. Qué mala suerte
tener que posponerlo tantos años.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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