SHEMIHAZA

El ángel Shemihaza estaba con su mujer en la cama, la hija de hombre dormía, Shemihaza se levanto del
lecho, desplegó sus alas enormes traslucidas y de color azul fluorescente que desprendía un fulgor celeste. El inmortal rubio de ojos azules volteó la cabeza para mirar a la humana, la había preñado, en el vientre de la hembra crecía un nephilim. Shemihaza recordaba cuando estaba en el cielo y tenía a sus órdenes a varios ángeles, pero él se enamoró de una hija de hombre, deseaba poseerla, un día Azazel descubrió la pasión que le atormentaba a su Jefe Angelical, el ángel belicoso de alas negras y portador
de armas de guerra le comentó que había una tropa de ángeles celestiales que deseaban tener relaciones carnales con las hijas de los hombres, se reunieron y acordaron todos con Azazel.
-Vayamos y escojamos mujeres hermosas y muy bonitas de entre las hijas de los hombres, ellas deben ser rubias y de ojos azules para engendrar hijos.
Entonces el Máximo líder habló con una voz estruendosa.
-Temo ser el único culpable de esta acción y sea yo el único responsable de este pecado.
Los demás ángeles celestiales respondieron unísonos alzando sus manos.
-Hagamos un juramento y comprometámonos todos bajo anatema a no retroceder en este proyecto hasta ejecutarlo realmente.
Todos juraron el anatema bajaron del monte Hermón. Shemihaza veía como crecía el vientre de su mujer al paso del tiempo llegó la hora del parto y ahí la rubia de ojos azules lanzó un grito desgarrador antes de morir al dar a luz a un gigante. Shemihaza lloraba desconsolado por la perdida de su amada que ya no le importaba el castigo a la consecuencia de sus actos. Azazel les enseñaba a los hombres la guerra y las riquezas.

Tomás Pacheco Estrada (México)
Publicado en la revista digital Minatura 124