sábado, 2 de marzo de 2013
LOCURA
El día que se alborotó el cabello en plena calle, tamborileó con sus dedos en cualquier superficie, gesticuló mientras discutía consigo mismo a buena voz, rió sin venir a cuento moviendo la cabeza de lado a lado, sonrió a los transeúntes girando robóticamente su cuerpo, pidió cigarrillos a discreción que unos metros más adelante destrozaba entre sus grandes manos, cambió caprichosamente de sentido y dirección mientras caminaba, saltó un seto, saltó donde no había nada y cayó carcajeándose al suelo, caminó meditabundo por el centro de la calzada, dedicó una canción desentonada a los viajeros del autobús y miró fijamente objetos que sólo él veía; lo hizo porque le embargó la irresistible sensación de que todo, todo, era posible a partir de ese momento.
Juanfran Molina
Publicado en la revista Sea breve, por favor
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario