domingo, 26 de abril de 2020

DOMINIO


El sábado tiene un encanto que los demás días quizás envidian. El sol es más hermoso, y tiene un cierto aroma a gozosa nostalgia. La mañana se suelta el espléndido cabello multicolor y llena el espíritu de una tranquilidad que solo se compara con la que ofrece la mujer amada. La tarde deja un sabor a beso al fin conseguido, y habita el alma con la sensación de haber descubierto un poco de la eternidad. La noche es un largo espasmo derramado entre el alma y la piel, y llena todo el ambiente de paz. El sábado no es un día, es una senda hacia la felicidad…

Victor Diaz Goris

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