Ella, una mujer muy guapa
cabello rizado y despeinada
tez blanca y agrietada por el sol
nariz respingada, ojos negros grandes.
La llamaban la bruja del pueblo
salía de casa en casa ofreciendo
sus conjuros para atraer o retener
hombres infieles que dicen ser solteros.
Organizaba grandes reuniones
e invitaba mujeres engañadas por su pareja
para ofrecerles sus maléficos brebajes,
pócimas y conjuros de amor.
Decían sus vecinos la miraban salir de noche
volando en su escoba con su sombrero
y vestido negro, después se hacía lechuza,
que volaba y volaba haciendo su trabajo.
En la "noche de brujas" se reunían todos
en su casa para celebrar su maléfica acción
se escuchaba música y grandes carcajadas,
se sentía el fétido olor a tabaco y alcohol
En esa mísera vida envejeció
sucia, enferma y sin atención,
todo su maléfico trabajo
de nada le sirvió, murió sola y su alma voló.
Quizás al infierno, que sé yo.
Angelica Bueno -Honduras-
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