Cuando alumbra la noche, se oyen seres cantores
con agudeza entonan, acústicos sonidos
trinar de ruiseñores, emulando mentores
gravita así la calma, con ecos emitidos.
Desde el fondo del alma, surgen palabras bellas
emanadas con gracia, recibidas con magia
corazones sedientos, si en el cielo hay estrellas
un instinto querido, al cariño contagia.
Miradas permitidas, frontal comunicado
gestos reveladores, cuan flor recién brotada
de silvestres jardines, tras lluvia que ha mojado.
Las caricias del viento... pasan sin decir nada
surgen mares sedientos... de algo color dorado
¡ungir de sentimientos!... perceptible mirada.
José Rafael Orozco Torres -Costa Rica-
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