Un soneto te obsequiaré pequeño
por tu sufrida vida en la niñez,
pues triste es comprenderse en la vejez:
Sonríe, canta, y ve cortando el leño.
Aviva la ternez de la alegría
y podrás ser feliz mi tierno ángel,
que el de los altos cielos es tu arcángel
y el no habrá de dejarte en la agonía.
Un verso de color a tu mirada
te obsequio matizado en barlovento
para que lata en ti cual llamarada.
Niño, de las lluviosas estaciones,
la paz, la tierra, el noble testamento
atesorado en las buenas acciones.
Linda Patricia Candanoza Vargas -Colombia-
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