Hay ojos que son,
como espadas afiladas.
Ojos que son,
como ventanas al tiempos.
Ojos que ocultan,
dentro de sus iris el universo entero.
Ojos donde el mar reposa
dentro de una gota de agua.
Ojo cuyo brillo en la noche
es como una luciérnaga tartamuda.
Y borracha de su propio destello.
Y luego... Están tus ojos.
Que son como un paraíso cerrado a mi deseo.
Dos pozos invisibles en los que yo me hundiera,
cada día mas profundamente
hasta perderme. Como se pierde el poeta
en el laberinto de sus versos.
Y la mariposa de humo en el jardín del viento.
Perderme. Y no encontrarme nunca.
O encontrarme deshilachada hilo a hilo,
cayendo por tus pestañas.
como esas gotas de rocío que riegue,
el jardín de los tiempos dormidos.
Dormidos sí como los mares que se vuelven
corazones sin latido.
Perderme para siempre en el interior de tus ojos.
Hasta ver dentro de ellos,
ese paraíso que oculta el interior de tu mirada.
Pozo de agua. Cerrado a mi delirio.
Debora Pol.
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