martes, 5 de julio de 2016

SIN ARISTAS


Al deletrear
tu nombre
siento caprichoso
angustia y amargura.

No sé por qué
desde cuando
la lejanía juguetea soberana
quedando todo, taciturno.

Acaso los sinsabores
acabarán al final
con toda la dulzura
del mirar infinito.

Aún podré resistir
la tentación
de conservar la vocal
desesperada de tu nombre.

Poco será la distancia
cuando a gritos
vuelva a llamarte
sin tiempo ni mensura.

Así al filo de la locura
con la meditación a cuestas
compulsivo te alcanzaré
cual piedra sin aristas.

Orlando Ordóñez Santos.

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