miércoles, 6 de julio de 2016
LINCHAMIENTO
(Quisiera que fuera mentira pero.... sucedió en el pueblo).
Una turba enloquecida... inquisidora, brutal, desafiante de sus propios miedos...
La primera piedra... muchas más y la herida deshilachada,
sin regreso las voces
como martillos, en comunión las manos,
los palos, las injurias...
y el tiempo lento.
¿Vîctima? ¿Victimario?
Asesinos que no podrán dormir nunca mas
sin miedo,
le degollaron el camino
con destino hasta su casa,
y arrancaron la enredadera
del niño que lo espera.
¿Quién fue el primero?
O el último que lo privó del infierno... y se fue como si nada
a calentar la cena
y a pensar en mañana...
en la fiesta del pueblo y en su procesión pagana.
Ahí, el suelo su cuna de dormir eterno y un color púrpura
le cobijó los ojos, para no deslumbrarse con la luna...
Que mas... no era un perro,
la turba solo oyó los gritos lastimeros.
Inmóvil, desechó, sin el menor respeto, todavía aquél
escupió sobre su pelo...
De a poco se retiran
quemándose en su infierno.
Lo cuidó su madre mucho tiempo, aún no llega para amortajarlo.
Los rumores corren rápido,
¡Sí!, que él era hombre malo
y lo siguieron por el vecindario, lo coparon
y lo llevaron al kiosco del pueblo...
¿Poncio Pilato? No se lavó las manos,
La muchedumbre histérica
Gritó -¡¡¡HAY QUE MATARLO!!!!
Norma Pérez Jiménez -México-
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