ME ALEGRO
Me alegro de correr por el monte,
las piedras tocar mis nudillos.
Me alegro de ser polvo,
ceniza en el suelo
rozando mis huesos.
El tórax hablando,
esperando tumultos.
Mi cuerpo ebrio de luces
o de sombras,
entre las manos,
y los ojos abiertos.
Los ojos cerrados,
el oído inquieto,
la pesadez del beso,
la grieta del dedo,
soportando el ósculo,
y alejando el ruido.
Los pómulos jadeando,
espada maldita,
eco finito, la sábana,
la respiración ardiendo.
SIN QUERER
Sin querer,
me fui antes de volver a ver
los cuatro momentos
que difieren del día.
Me fui antes
que la noche.
Entre los amantes,
en el cuerpo,
entre el alma.
Sin querer
vendí mi mano,
mi verso,
al único postor
que no debo.
Alguien pronuncia
eternos vacíos
que sonríen al agua,
sonríen al vaso que medita
si convertirse en una mediocre oruga,
o ser aguijón que se queda
en la mesa.
Mientras tomamos la inercia
entre flores raras,
un crisantemo en la azotea,
mientras se oye a los perros
ISABEL REZMO -Úbeda-

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