La contemplo tan lejana,
y tan próxima en el tacto.
Las pupilas ven miradas,
que unen lejanos labios.
Desde lejos vivo su alba,
me disfruto deleitando.
Con solo ver que se haya,
en el tiempo esperando.
¡Qué dulzura sosegada!
¡Qué frío calor en manos!
Arde al verla de pasada,
y al estar distanciados.
La contemplo lejana,
en mi latir la idolatro.
Con levantadas espadas,
cuando sueño, y la hallo.
Ricardo Campos Urbaneja.
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