Al nacer, ya venía destinada,
señalada con un futuro incierto,
a servir con mi amor al buitre muerto.
¡Enfadada me siento por tarada!
Me sobrevaloré, pensé que nada
haría tormentoso mi secuestro;
desperté cuando cerca vi otro puerto
sin dolor, con amor, cual yo soñaba.
Limonada carente de dulzura,
azahar de naranja muy amarga...
¡Siniestro mi naranjo con salitre!
Un espacio de mi alma guardo pura
y genero más luz con gran descarga
como abanicos sobre su alas-buitre.
MARÍA SIRENA MATRI MAR -ESPAÑA-
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