Bordea la muerte con tu lengua en mi boca.
Que el alma se desgarre como un hilo de pétalo hasta morir.
Que mi vientre empalme a golpes el tuyo y de los cuerpos
se venga el colmillo del demonio, la sangre del ojo,
los dedos que te abran y la fiesta se convierta
en un banquete para devorarte, para comerme en el cielo de tu piel
Que luego las bestias revuelquen en la grasa de los cuerpos
el deseo y ya hartos, arrojados al descanso de alguna sombra,
te pregunten si lo amas: si existe cierto sabor
que se aproxime al amor.
Que no contestes.
Que un beso antes del cigarrillo le descarne el corazón a Ricardo
y que Ricardo ruegue: “que alguien quiera matarme”.
Y ella, sabia como una hembra echada a su lado
caliente sus manos, lo arroje bajo el rocío
y le desee una vida eterna.
RICARDO COSTA (Neuquén-Neuquén-Argentina)
Publicado en Gaceta Virtual 114
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