lunes, 4 de julio de 2016

LA MISERIA


El día solo deja sus migajas
como aserrín de madera que salpica;
quedando en la arena las huellas
de los pasos sembradas en la calles.

Llega la noche y el cuero pegado al espinazo
las moscas en batallón rondando
la boca árida sin sabor en los labios
el hambre fuertemente hablando
el lecho duro, los hijos resollando
y mañana otra vez la miseria apretando.

Ciertos rostros tostados por el sol
y sobre sus manos corre el sudor
el machete romo sin afilar
y las ampollas a salir arraigar.

En el campo llueve, en la ciudad no escampa
la miseria hondo aprieta
que ahoga y no descansa.

Cuando el sol golpea provoca furia
¡cuanto anhelar la sombra para descansar
de los aporreos y las luchas diarias!.

El devenir del pobre es una dura batalla,
un caudaloso río que atravesar.

Duele el hombro, la sangre hierve
hay incertidumbre de panes,
no hay avenas ni arroz
¿Qué se come?¡que hambre atroz!

Pensar que mañana, será lo mismo que hoy
el mismo invierno, el fuerte aguacero que lidiar
y húmedo siempre estar.

Linda Patricia Candanoza Vargas -Colombia-

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