Todo comenzó cuando una expedición científica terrestre localizó las ruinas de un antiguo templo en un cráter marciano. La humanidad llevaba mucho tiempo soñando con ese momento; aquel descubrimiento significaba que no estaban solos en el universo. O, al menos, que no lo estuvieron en alguna época pasada.
Siguieron excavando y encontraron más restos. Poco a poco fueron aflorando las ruinas de una ciudad arcana. Esculturas, vasijas y otros objetos de uso cotidiano fueron clasificados minuciosamente. Se descubrieron cientos de libros que se enviaron a la tierra para ser traducidos.
No escatimaron en recursos. El deseo de conocer más sobre los constructores de aquella ciudad les
dominó durante varias décadas.
Resolver los misterios que emanaban de aquellas ruinas se convirtió en el proyecto más ambicioso y más caro en el que se había embarcado la humanidad jamás. Se enviaron miles de expertos pero el coste de construir hábitats en el planeta rojo para ellos fue enorme. Se consideró necesario tomar dinero de todos los lados. Los presupuestos militares fueron recortados y las inversiones en otros
campos casi eliminadas.
Hubo detractores, por supuesto. Mucha gente no estuvo de acuerdo con el enorme consumo de recursos que supuso la investigación en Marte.
Algunos expertos en criptografía denunciaron que los textos encontrados no tenían sentido, no contenían más que ruido aleatorio.
Casi nadie les hizo caso.
Cuarenta años después de la primera excavación, una belicosa raza del centro galáctico decidió iniciar la invasión. El señuelo que habían dispuesto en Marte hacía un siglo había funcionado mejor de lo que hubieran soñado si poseyeran la capacidad de hacerlo. Las defensas militares terrestres se hallaban bajo mínimos pues prácticamente todos los recursos humanos, materiales y económicos estaban volcados en el proyecto de Marte. La derrota humana llegó rápida. La libertad tardó una eternidad en regresar.
Francisco José Plana Estruch (España)
Publicado en la revista digital Minatura 149
No hay comentarios:
Publicar un comentario