viernes, 10 de mayo de 2013

IGNORANCIA


No es la ignorancia látigo humillante
que el frívolo filósofo restalla;
sólo si discursea, y no se calla,
merece varapalo el ignorante.

Nadie lo sabe todo, es importante
diferenciar tesoro de quincalla,
asumir nuestra altura, dar la talla,
y no ser, en nuestro ámbito, arrogante.

Saber que no sabemos es progreso,
aunque sepamos mucho. Es retroceso
juzgar que es nuestra toda la verdad.

Aún el sabio más sabio tiene tanto
camino a recorrer, que el desencanto
erosiona su propia dignidad.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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