Irradia por sus ojos la belleza
de mujer desprendida y abnegada
que cumplió sus deberes entregada:
cuerpo y alma, bondad y sutileza.
Su semblante es ternura y es grandeza
que su esencia refleja enamorada,
contemplando el cariño emocionada
de grandes y pequeños con largueza.
Los surcos de su cara se grabaron
con sudores, trabajo, llanto y viento.
Llevando sus estigmas sin lamento.
Los años sus secuelas le dejaron
y pasea pausada e imprecisa,
mostrando complaciente su sonrisa.
ULPIANO ULPY
Revista poética Azahar, nº 133
Hace 8 horas
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